Marcos, de 30 años, es de un pequeño pueblo costero de Valencia, Canet de Berenguer. Ha estudiado Comunicación audiovisual / Periodismo y se dedica a realizar pequeños textos de contenido LGTBQI+ en medios digitales para poder sobrevivir, mientras sigue adelante su gran proyecto: escribir un largometraje.
Es un chico TRANS que empezó su transición a los 28 años; un poco tarde, porque hasta que no conoció a una chica que estaba en transición y se puso a curiosear sobre el tema, no se dio cuenta que nunca se había sentido a gusto con su físico. Había sido infeliz todo ese tiempo con ese género, porque realmente era un hombre. De repente todo tenía sentido.
Marcos, de 30 años, es de un pequeño pueblo costero de Valencia, Canet de Berenguer. Ha estudiado Comunicación audiovisual / Periodismo y se dedica a realizar pequeños textos de contenido LGTBQI+ en medios digitales para poder sobrevivir, mientras sigue adelante su gran proyecto: escribir un largometraje.
Es un chico TRANS que empezó su transición a los 28 años; un poco tarde, porque hasta que no conoció a una chica que estaba en transición y se puso a curiosear sobre el tema, no se dio cuenta que nunca se había sentido a gusto con su físico. Había sido infeliz todo ese tiempo con ese género, porque realmente era un hombre. De repente todo tenía sentido.
Cuando conoció a Clara, llamándose aún Alicia, tenía 26 años. Se conocieron en un chat de un foro de internet en el que hablaban de series LGTBQI+ y nunca pensó que ella sería la escapatoria para ser él mismo.
Alicia tenía novia en el momento que conoce a Clara: alguien sin importancia, como todas sus relaciones. Ella no elegía; la elegían. No se creía merecedora de amor, ni se sentía nada atractiva para conocer a alguien que alcanzara sus expectativas. Era un “marimacho” y siempre le habían dicho que era fea. Andaba cabizbaja para que nadie se fijara en ella y no pudiesen meterse con ella. Demasiado que conseguía tener pareja.
Pasaba la vida y Alicia no podía más con su situación, y veía la escapatoria perfecta a su felicidad en Madrid junto a Clara. Así que se mudó a Madrid cerca de Clara, y allí empezó una nueva vida y nunca volvió a oír “lo raro” que era, o el típico “marimacho” de fondo detrás de unas risas.
Con 28 años, natural de Madrid, lleva viviendo sola desde que sus padres se divorciaron y su madre se volvió a su ciudad natal: Lyon. Alba decidió quedarse en Madrid y vivir su vida, sin tener nunca miedo a la soledad. De hecho encuentra placer a esa pequeña melancolía que se vive en esas situaciones.
Estudió sociología, porque no cree mucho en el ser humano (el divorcio de sus padres y sus múltiples peleas le dejaron huella) y quería tener bases sólidas para ese convencimiento. Desde jovencita siempre ha estado saliendo con chicos, uno detrás de otro. A los 20 años pasó el verano en Lyon con su madre, donde conoció a una chica en un curso de fotografía con la que tuvo una aventura amorosa. A su vuelta a Madrid dijo abiertamente entre sus amigos que se había dado cuenta que era bisexual.
Su última relación fue con Carlota; con quien estuvo 2 años. Pero la relación acabó tormentosamente por temas de posesión y celos…
Con 28 años, natural de Madrid, lleva viviendo sola desde que sus padres se divorciaron y su madre se volvió a su ciudad natal: Lyon. Alba decidió quedarse en Madrid y vivir su vida, sin tener nunca miedo a la soledad. De hecho encuentra placer a esa pequeña melancolía que se vive en esas situaciones.
Estudió sociología, porque no cree mucho en el ser humano (el divorcio de sus padres y sus múltiples peleas le dejaron huella) y quería tener bases sólidas para ese convencimiento. Desde jovencita siempre ha estado saliendo con chicos, uno detrás de otro. A los 20 años pasó el verano en Lyon con su madre, donde conoció a una chica en un curso de fotografía con la que tuvo una aventura amorosa. A su vuelta a Madrid dijo abiertamente entre sus amigos que se había dado cuenta que era bisexual.
Su última relación fue con Carlota; con quien estuvo 2 años. Pero la relación acabó tormentosamente por temas de posesión y celos…
Hace un par de años, Alba decidió subir un vídeo a YouTube para hablar de la bisexualidad y la bifobia que sufría. Su vídeo se hizo viral dentro del colectivo LGTBQI+, y de repente se convirtió en YouTuber.
A día de hoy tiene 1 millón 600 mil seguidores, y de vez en cuando la reconocen por la calle, como le pasa con Marcos. Alba intenta ser simpática, pero siempre ha sido un poco nazi, dado que sigue desconfiando del ser humano. Más aún con desconocidos. Pero con Marcos le ocurre algo extraño…
Ambos se van a embarcar en una relación en la que se ayudarán mutuamente. Ella le ayudará a terminar de aceptarse y que deje de creer que son los demás los que no le aceptan. Y él le ayudará a dejarse llevar y romper su coraza.
Clara tiene 29 años, es de Madrid y sigue viviendo con sus padres. Es hija única y tiene una extraña relación de dependencia con sus padres. Es administrativa en una gran empresa y nadie sabe que es lesbiana; ni siquiera su familia, sólo parte de sus amigas. Aunque no haya salido del armario, siempre ha tenido claro que es lesbiana, y nunca ha estado con un chico. Estudió Comunicación Audiovisual, y tiene un gran don artístico, pero es una carrera donde es difícil abrirse camino.
A Clara le cuesta concentrarse en una sola cosa: es inquieta y dispersa. Adopta nuevas aficiones al igual que desaparecen antiguas: escribir, tocar la guitarra, cantar, hacer fotos… Conoció hace 4 años a Marcos, cuando aún se llamaba Alicia. Al principio le pareció la mejor relación del mundo, estaban a distancia y eso le permitía seguir con su incógnito lésbico. Así como el amor imposible que lo hacía todo más emocionante.
Clara tiene 29 años, es de Madrid y sigue viviendo con sus padres. Es hija única y tiene una extraña relación de dependencia con sus padres. Es administrativa en una gran empresa y nadie sabe que es lesbiana; ni siquiera su familia, sólo parte de sus amigas. Aunque no haya salido del armario, siempre ha tenido claro que es lesbiana, y nunca ha estado con un chico. Estudió Comunicación Audiovisual, y tiene un gran don artístico, pero es una carrera donde es difícil abrirse camino.
A Clara le cuesta concentrarse en una sola cosa: es inquieta y dispersa. Adopta nuevas aficiones al igual que desaparecen antiguas: escribir, tocar la guitarra, cantar, hacer fotos… Conoció hace 4 años a Marcos, cuando aún se llamaba Alicia. Al principio le pareció la mejor relación del mundo, estaban a distancia y eso le permitía seguir con su incógnito lésbico. Así como el amor imposible que lo hacía todo más emocionante.
Hubo un tiempo en el que Alicia mantenía una relación a la vez con su novia del pueblo y con Clara. A Clara le daba igual, porque eso implicaba no tener ningún compromiso y no terminaría cansándose de Alicia. Pero Alicia pasados los meses estaba muy enamorada de Clara, o de quien pensaba que era Clara, y terminó dejando a su novia del pueblo y yéndose a vivir a Madrid para poder estar con Clara al 100%.
Entre ellas dos al principio existía atracción y amor, pero tienen dos personalidades totalmente distintas. Clara es desorganizada y caótica; Marcos es previsor y organizado. Marcos lleva todos estos años intentando cambiar a Clara, y Clara esforzándose y siendo cada vez más infeliz.
Hace 2 años Marcos empezó su transición, y aunque a Clara al principio le cuesta el cambio, más que nada porque es una lesbiana metida en un armario, sigue queriendo a Marcos.